Los murciélagos (Chiroptera) son los únicos mamíferos voladores. Sus alas son amplias expansiones de piel, sustentada por sus patas anteriores, alargadas como varillas de paraguas, y unida al cuerpo a lo largo de los costados y la superficie externa de las patas posteriores. Las alas facilitan la pérdida de calor y humedad por parte del animal, lo que tiene importantes implicaciones en su biología.
La oscuridad les obliga a usar un método de orientación similar al radar, la ecolocalización. El animal emite ultrasonidos por la boca o, como en los murciélagos de herradura, por la nariz. Estos rebotan en los objetos y, gracias a los cambios que el animal detecta entre sus gritos y lo que oye, obtiene una “imagen” de su entorno.
Por otra parte, la pérdida de calor a través del patagio hace que gasten más energía que otros mamíferos para mantener su temperatura. Además todos los murciélagos europeos son básicamente insectívoros y sus presas desaparecen en invierno, no extraña que hayan tenido que adaptarse para, comiendo lo más posible entre marzo y octubre (periodo de actividad), gastar el mínimo de nutrientes en ese periodo y acumularlos para usarlos durante el invierno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario